A menudo ingrediente principal de infusiones y té, sin embargo, su principal uso se da al conferir un aroma cítrico y ligeramente balsámico a sopas, guisos y woks, aligerando y haciendo más frescas al paladar incluso las preparaciones más grasosas. También en muchos lugares es bien conocido como un repelente natural de mosquitos y en realidad, tiene muchas más propiedades muy interesantes, en primer lugar es antipirético (febrífugo) y antiséptico de las vías respiratorias; es también un antibacteriano y antifúngico suave. Así que sobre todo en períodos fríos y húmedos, usarlo con generosidad en platos, tisanas y tés.
A pesar del aspecto común y herbáceo, el tallo de la citronella se compone, en realidad, de varias capas muy duras y fibrosas; las más externas, de color verde manzana pálido, tienen en su base partes duras cvasi como el plástico, mientras que las hojas más internas de color marfil y el corazón con tonos blanco púrpura son mucho más tiernas. Para cocinar se recomienda preferir estas últimas y descartar las primeras 2-3 capas que se pueden utilizar para hacer infusiones.
Debido a esta consistencia dura en Tailandia frecuentemente se pisan las hojas en un mortero hasta reducirla a pasta, junto con otros aromas incluyendo los inevitables chiles, ajo con el que combina particularmente bien y dos rizomas estrechamente emparentados con el jengibre: el galangal (o jengibre azul) y el jengibre chino (o raíz de dedo -Fingerroot-), el primero de aroma acre y que recuerda ligeramente a la canela y la raíz de regaliz, el segundo por el sabor muy fuerte y con marcadas notas balsámicas.
En la actualidad, es fácil encontrar lemongrass fresco ya sea en en fruterias, principalmente en verdulerias asiáticas y grandes supermercados. También es posible encontrar la variante seca en herbolarios, pero definitivamente es más pobre en sabor y recomendada solo para infusiones. Para los menos pretensiosos, se puede encontrar la pasta de lemongrass en tubos.
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