Un estudio dirigido por el equipo de Dana Small, neuróloga y profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, y publicado en la revista Current Biology, muestra cómo incluso los edulcorantes que no contienen hidratos de carbono pueden hacer engordar.
La relación de dulzor / calorías
En la evolución de la humanidad, nuestro cuerpo se ha acostumbrado a tener cierta cantidad de calorías dulces y reaccionar en consecuencia. Si esta proporción está "distorsionada" por los edulcorantes, el metabolismo permanece confuso y se pueden generar efectos no deseados.
El experimento
Para llegar a esta conclusión Small realizó varios experimentos utilizando cinco bebidas con la misma cantidad de azúcar, pero de distinto aporte calórico. Tanto cuando se evaluaba el sistema de recompensa (sentido de la gratificación) o cuando se media la respuesta metabólica del cuerpo (es decir, la energía gastada para asimilar calorías) la bebida que daba el mayor estímulo al organismo era aquella en la que el número de calorías presentes eran las que el cerebro esperaba, basado en la dulzura percibida.
La respuesta confusa del organismo
La conclusión de la científica fue que la dulzura regula la señal metabólica y que cuando ésta no coincide con las calorías, puede hacer engordar. Las calorías no se almacenarían adecuadamente como energía, sino que terminarian en los músculos, el hígado o las reservas de grasa. Además, el cerebro no registraría que las calorías se han consumido, lo que lleva a querer ingerir más alimentos.
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