Hacia 1720, había en la ciudad 9.000 cafés. Fue entonces cuando una extravagante comisión de mujeres se dirigió al Rey Carlos II, exigiéndole que prohibiera "esas bayas de la infelicidad que convertían a sus maridos en algo tan seco y árido como las arenas del desierto arábigo".
Es posible que esas señoras, cuyos nombres la historia no registra, hayan sido estimuladas económicamente por las Compañías de Indias interesadas en colocar el té. En 30 años, la moda del café había pasado.
Ingleses e irlandeses volvieron al hábito del té, de la ginebra y del whisky. Hay quienes dicen que los ingleses toman el peor café del mundo. No por la calidad de las bayas, sino porque no se preocupan en prepararlo y lo dejan hervir. Es amargo y picante.
Los irlandeses, empero, han sabido rescatar su amor a los aguardientes y combinarlos con el café en una de las recetas más memorables y famosas: el Irish Cofee. Esta es su receta:
Irish Cofee
Para una persona:
1 taza de café caliente y fuerte
1 cucharadita (de té) al ras de azúcar
4 cucharadas soperas de whisky (preferiblemente irlandés)
2 cucharadas soperas de crema de leche (nata)
Chocolate rallado
Azucarar el café, y verterlo en vasos precalentados; mezclar con el whisky revolviendo. Verter encima la crema batida sin mucha consistencia y espolvorear el chocolate. No revolver.
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