¿Por que hay comidas que no nos apetece consumir?

Definitivamente todos sentimos rechazo hacia algún platillo en especial, puede suceder que antes nos haya encantado y lo hemos disfrutado muchas veces, pero debido a cualquier extraña situación, difícil de comprender, de un día para otro, no queremos volver a probar esa comida.

Varios especialistas en psicología aseguran, gracias a una serie de investigaciones realizadas, que todos tenemos un platillo que nos provoque rechazo, y que las razones suelen ser inexplicables llegando a detestarlo.

Como mencionamos las causas pueden ser miles pero nuestro organismo comandado por el cerebro tiene mucho que ver en esta decisión.

Un claro ejemplo puede ser el hecho de comer o tomar lo mismo todos los días en el desayuno, una taza de café con leche que nos sienta bien y jamás nos ha dado algún tipo de problemas. De repente, una mañana decidimos cambiar nuestro acostumbrado desayuno y probamos algo de la gastronomía de otro país como la hindú. Pasan las horas del día y todo está muy bien, pero por la noche se presenta un malestar estomacal cambiando todo y culpando lo sucedido al nuevo desayuno que se consumió.

Esto explica que el cerebro activa un mecanismo de protección que va en contra del envenenamiento, según especialista esta situación se presenta desde hace siglos, cuando no se estaba seguro de lo que se podía comer.

En conclusión si algo nuevo en el menú nos causó una mala experiencia, la próxima vez que queramos volver a probarla, el cerebro actuará señalando que mejor es prevenir y surgirá una respuesta condicionada generando que el organismo la rechace.

Puede ser que la comida no sea la causa real del malestar que se sintió, pero de igual forma se activará el rechazo.

Por otro lado, el sabor y el aspecto de un determinado platillo pueden influir sobremanera, sucediendo porque no estamos acostumbrados a ingerir ciertos alimentos y que cuando se incluyen en la dieta, pueden generar un rechazo.

Al igual que las personas, la primera impresión es la que cuenta en los alimentos y si vemos un plato mal presentado, con mal olor y sabor, nuestro no estará dispuesto a aceptarlo la próxima vez.

A pesar de ser algo muy común, los psicólogos recomiendan que uno debe realizarse un autoexamen e interrogarse el por qué detesta determinada comida; luego se debe introducir dicho alimento como parte del menú diario hasta que el cerebro lo acepte y no lo considere como causa de envenenamiento.

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