No faltan buenos motivos para intentar deshacerse de estos efectos en los días que median entre un día festivo y otro. ¿Pero como hacerlo?
Alimentos si y alimentos no
El día después de las comidas y cenas, para sentirte más ligero y rápidamente desde las primeras horas de la mañana, es necesario apostar por un desayuno a base de alimentos que faciliten el trabajo del hígado, los riñones y los intestinos, tres órganos fundamentales para la eliminación de desechos y toxinas. Para potenciar la dieta y contrarrestar la hinchazón y el cansancio, puede ser útil enriquecer las comidas del día con alimentos que sean fuente de ácido ascórbico como los kiwis, las naranjas, los limones, la achicoria, la rúcula, la lechuga y las verduras de hoja verde en general, que gracias a sus propiedades antioxidantes contrarrestan los radicales libres y los procesos de oxidación, favorecidos por los excesos alimentarios.
El ácido ascórbico también interviene en la asimilación del hierro y por tanto ayuda a sentir menos cansancio. Llevar estos alimentos a la mesa también tiene otra ventaja. Todos ofrecen una alta concentración de potasio, un mineral enemigo del sodio y súper para combatir la retención de líquidos. También son fuentes excepcionales de fibras, que facilitan el trabajo del intestino. En el almuerzo, entre un día festivo y otro, se puede optar por una crema de verduras o legumbres que no canse los intestinos, ya puestos a prueba por comidas copiosas anteriores: una sopa de calabaza, por ejemplo, gracias a su alto contenido en agua y potasio, favorece el drenaje de líquidos retenidos. Seguido de una proteína magra, como la carne blanca o el pescado, que además son fáciles de digerir.
También es necesario abundar en los menús con verduras y hortalizas, dando preferencia a aquellas que tienen poca capacidad de fermentación. La espinaca, por ejemplo, es rica en sustancias que protegen a las células del hígado de las sustancias oxidativas y aumentan su capacidad para deshacerse de ellas. Sí también a las ensaladas a base de verduras crudas como la lechuga que, gracias a su acción laxante, favorece el trabajo del intestino. En lugar de vinagre balsámico, es mejor aliñarlos con vinagre de manzana, que tiene menos azúcar y muchas propiedades drenantes, o zumo de limón.
En la cena , en cambio, para recuperar la ligereza y también poder dormir, se deben preferir alimentos ricos en triptófano y evitar los que son demasiado elaborados. La digestión lenta empeora la calidad del sueño. Para facilitar el descanso, por tanto, nada de embutidos, quesos o carnes rojas. Mejor apostar por las proteínas como el pescado o los huevos, que también aportan grasas de buena calidad y que, gracias a su acción antiinflamatoria, ayudan al organismo a limpiarse del exceso de toxinas».
Un día típico
Desayuno: té blanco o tisana de cardamomo, pan de centeno integral tostado, ricotta, kiwi y algunas almendras.
Almuerzo: sopa de calabaza con piñones tostados y carne blanca (pollo o pavo).
Cena: pescado al vapor, hinojo crudo aliñado con aceite de oliva virgen extra y pan integral.
Snaks: una tisana de hinojo, una fruta de temporada y un puñado de nueces.
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