Menú detox post fiestas

Cremalleras que se cierran con dificultad, dolor de cabeza, hinchazón: pequeñas señales de que es hora de un menú detox. El día después de las comidas y cenas de Navidad y Año Nuevo a menudo nos sentimos pesados ​​y cansados. Estas dolencias pueden depender sobre todo de la deshidratación provocada por el consumo exagerado de bebidas alcohólicas, incluido el vino, y de alimentos ricos en azúcar y sodio que suelen ser los protagonistas en la mesa de las fiestas.

No faltan buenos motivos para intentar deshacerse de estos efectos en los días que median entre un día festivo y otro. ¿Pero como hacerlo?


Alimentos si y alimentos no

El día después de las comidas y cenas, para sentirte más ligero y rápidamente desde las primeras horas de la mañana, es necesario apostar por un desayuno a base de alimentos que faciliten el trabajo del hígado, los riñones y los intestinos, tres órganos fundamentales para la eliminación de desechos y toxinas. Para potenciar la dieta y contrarrestar la hinchazón y el cansancio, puede ser útil enriquecer las comidas del día con alimentos que sean fuente de ácido ascórbico como los kiwis, las naranjas, los limones, la achicoria, la rúcula, la lechuga y las verduras de hoja verde en general, que gracias a sus propiedades antioxidantes contrarrestan los radicales libres y los procesos de oxidación, favorecidos por los excesos alimentarios.

El ácido ascórbico también interviene en la asimilación del hierro y por tanto ayuda a sentir menos cansancio. Llevar estos alimentos a la mesa también tiene otra ventaja. Todos ofrecen una alta concentración de potasio, un mineral enemigo del sodio y súper para combatir la retención de líquidos. También son fuentes excepcionales de fibras, que facilitan el trabajo del intestino. En el almuerzo, entre un día festivo y otro, se puede optar por una crema de verduras o legumbres que no canse los intestinos, ya puestos a prueba por comidas copiosas anteriores: una sopa de calabaza, por ejemplo, gracias a su alto contenido en agua y potasio, favorece el drenaje de líquidos retenidos. Seguido de una proteína magra, como la carne blanca o el pescado, que además son fáciles de digerir.

También es necesario abundar en los menús con verduras y hortalizas, dando preferencia a aquellas que tienen poca capacidad de fermentación. La espinaca, por ejemplo, es rica en sustancias que protegen a las células del hígado de las sustancias oxidativas y aumentan su capacidad para deshacerse de ellas. Sí también a las ensaladas a base de verduras crudas como la lechuga que, gracias a su acción laxante, favorece el trabajo del intestino. En lugar de vinagre balsámico, es mejor aliñarlos con vinagre de manzana, que tiene menos azúcar y muchas propiedades drenantes, o zumo de limón.
En la cena , en cambio, para recuperar la ligereza y también poder dormir, se deben preferir alimentos ricos en triptófano y evitar los que son demasiado elaborados. La digestión lenta empeora la calidad del sueño. Para facilitar el descanso, por tanto, nada de embutidos, quesos o carnes rojas. Mejor apostar por las proteínas como el pescado o los huevos, que también aportan grasas de buena calidad y que, gracias a su acción antiinflamatoria, ayudan al organismo a limpiarse del exceso de toxinas».


Un día típico

Desayuno: té blanco o tisana de cardamomo, pan de centeno integral tostado, ricotta, kiwi y algunas almendras.

Almuerzo: sopa de calabaza con piñones tostados y carne blanca (pollo o pavo).

Cena: pescado al vapor, hinojo crudo aliñado con aceite de oliva virgen extra y pan integral.

Snaks: una tisana de hinojo, una fruta de temporada y un puñado de nueces.

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