El exceso de pan, frituras, carnes con grasa, golosinas, sándwiches, gaseosas y snacks conduce al sobrepeso y a la obesidad. Por el contrario, 100 gr. de pasta contienen menos de un 1 gr de grasa (no así el queso que muchas veces la acompaña exageradamente).
La idea de que la pasta engorda tiene sus raíces en la creencia de que la pasta se hace con harina y que no es otra cosa que almidón. Sin embargo, las pastas alimenticias de calidad superior se elaboran exclusivamente con sémola de trigo duro (el más rico de los cereales).
Por desinformación, se culpa a las pastas del sobrepeso, y es un gran error, porque ingeridas en porciones correctas, al dente, con verduras rehogadas, salsa de tomate con hierbas, cubos de tomate fresco, ajo, albahaca y poco queso rallado, alterándolas con polenta, arroz que no se pasa, papas hervidas o al horno y panes integrales, prolongan la saciedad.
Es el efecto contrario al que produce la “milagrosa” calabaza (exageradamente presente en dietas infantiles o adultas), que por ser de digestión rápida, al tiempo de levantarse de la mesa, vuelve la sensación de hambre.
Es importante completar las comidas diarias con una porción de carnes magras -por las proteínas, el hierro y las vitaminas B-, lácteos descremados -para cubrir el calcio-, y variedad de frutas y verduras con su piel.
Por supuesto que estos consejos se aplican igualmente en los adultos; 100 grs de pasta aportan unas 350 calorías, 74 grs de hidratos de carbono, minerales y vitaminas.
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