Nutrición y síndrome del intestino irritable

Como es bien sabido, el intestino es considerado nuestro segundo cerebro, y por ello, debido al importante papel que juega globalmente para nuestra salud, es fundamental cuidarlo. El síndrome del intestino irritable también llamado colitis es la patología que afecta con mayor frecuencia al intestino.


El diagnóstico

Hay dolor y/o problemas intestinales (como barriga hinchada con efecto "globo") con al menos dos de estas características: cambio en la consistencia de las heces y dolor e hinchazón que se alivia con la defecación. Para hacer un diagnóstico de colitis estos síntomas deben presentarse en los últimos 12 meses durante al menos 12 semanas en ausencia de alteraciones bioquímicas o estructurales.

La colitis es una enfermedad muy extendida, alrededor del 10-20% de la población se ve afectada con una prevalencia mucho mayor en mujeres que en hombres (2:1) especialmente entre los 30 y 50 años.

Es fundamental que un médico especialista (gastroenterólogo) realice el diagnóstico porque el síndrome del intestino irritable a menudo se confunde con la intolerancia a la lactosa (debido a síntomas a veces comunes como barriga hinchada, diarrea, hibernación alterna y sensación de mala indigestión). El diagnóstico diferencial se realiza mediante la prueba del aliento, única prueba de diagnóstico validada científicamente.


La terapia

La terapia se "modela" ad hoc en función de los síntomas del paciente y por tanto la personalización es fundamental. Sin embargo, existen reglas de conducta que son válidas para todos.

1. Corregir la dieta y estilo de vida es el primer paso para abordar el problema.

2. Deben evitarse las "dietas caseras", ya que incriminan, la mayoría de las veces injustamente, muchos alimentos que conducen a una dieta muy limitada en opciones y carente de nutrientes.

3. Es importante que las comidas no sean abundantes y repartidas regularmente a lo largo del día (3 comidas principales: desayuno, comida y cena + 2 meriendas a media mañana y a media tarde).

4. Alcohol, cafeína, bebidas gaseosas, alimentos ricos en lactosa (leche y quesos frescos) legumbres, verduras y frutas fermentables (alcachofas, espárragos, coles, brócoli, cebolla, ajo, coliflor, champiñones, caquis, uvas, peras, melocotones, frutas secas/deshidratadas/secas, melón), salvado y cereales integrales pueden aumentar la sensación de hinchazón. Muy a menudo basta con reducirlos y/o eliminarlos durante unos días. Es preferible la cocina sencilla, evitando los alimentos demasiado condimentados, muy salados y muy azucarados.

5. Es fundamental hacer actividad física que sirva no solo para la salud en general (incluido el estrés) sino también para el intestino.

Todo debe estar "sazonado" con el suministro de agua adecuado, evtando situaciones de ansia y estres.

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