Dieta alimentaria vegana

Con una tendencia cada vez mayor, respaldada por cuestiones éticas y de salud, la dieta vegana es una de las opciones alimentarias más discutidas en la última década. A menudo acompañada de un entusiasmo excesivo o una crítica despiadada, este tipo de dieta ha forjado un lugar de absoluta importancia entre las opciones nutricionales de la población moderna. Sin embargo, en virtud de las estrictas normas dietéticas y dada la importante difusión también en los grupos de edad más jóvenes, además de conocer las principales reglas y restricciones, sería apropiado evaluar sus riesgos potenciales y los supuestos beneficios.


¿Qué significa "vegano"?

El veganismo encaja en el gran contexto de los regímenes de comida vegetariana, acentuando algunos aspectos. Más precisamente, mientras que el consumo de pescado, carne y derivados se sacrifica en los regímenes alimentarios de lacto-ovo vegetarianos, en los veganos se elimina el consumo de cualquier alimento de origen animal o derivado de su laboriosidad.

Por lo tanto, es fácil imaginar que la dieta vegana esté absolutamente libre de:
- carne y productos cárnicos;
- peces, moluscos, cefalópodos;
- leche y productos lácteos;
- huevos;
- miel y todos los productos derivados del trabajo de animales.

Sin restricciones en el consumo de cereales, legumbres, semillas oleaginosas, frutas frescas y secas, algas y brotes.


Los beneficios del veganismo

Ciertamente, la dieta vegana tiene beneficios muy interesantes. El alto consumo de fibras, de hecho, sería invaluable para salvaguardar la ecología intestinal.
La protección de las membranas mucosas contra los tóxicos e irritantes y el mantenimiento de la función intestinal correcta son solo algunos de los beneficios muy importantes para el aparato gastroentérico en una elección vegana. Los efectos metabólicos también serían particularmente importantes.
Numerosos estudios, de hecho, muestran cómo una dieta vegana equilibrada puede afectar positivamente los niveles de colesterolemia, glucemia, trigliceridemia y también en la presión arterial.


Precauciones

Antes de acercarse a una dieta tan restrictiva y durante el proceso en sí, siempre sería aconsejable la supervisión de un profesional en nutrición, que podría prevenir e intervenir en caso de deficiencias alimentarias significativas.

Incluso sin la ayuda de un nutricionista, es importante recordar:

- Consumir la cantidad correcta de proteínas consumiendo legumbres y derivados diariamente, cereales como sorgo, quinua o amaranto, lupinos, nueces y derivados obtenidos del procesamiento de legumbres como tofu, tempeh o seitán.

- Sazonar los platos con jugo de limón o enriquecerlos con alimentos con un alto contenido de vitamina C, para optimizar la absorción de hierro presente en los vegetales, reduciendo el riesgo potencial de deficiencia de este precioso mineral. Con esto en mente, se recomienda enriquecer la dieta con algas, que se cultivan claramente en ambientes no contaminados, brotes y semillas oleaginosas.

- Preferir el consumo de alimentos naturalmente ricos en ácidos grasos poliinsaturados de la serie Omega 3
tales como semillas oleaginosas, borraja, algas y aceite de linaza.

- Integrar, bajo consulta con un profesional, vitamina B12, de lo contrario será difícilmente obtenible.

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