Alimentos inmunoestimulantes, que son y por que son útiles

A menudo escuchamos sobre lo importante que es fortalecer el sistema inmunológico comenzando desde la mesa. Para que sea eficaz, es fundamental asegurar un buen aporte de sustancias útiles para su funcionamiento, no debiendo faltar nunca alimentos inmunoestimulantes en el menú diario. Son alimentos ricos en nutrientes, un soporte válido para su normal y correcto funcionamiento tanto en el caso en el que el sistema inmunológico está 'débil', como en el caso en el que funcione demasiado como por ejemplo con alergias y enfermedades autoinmunes. Pero, ¿qué son los alimentos inmunoestimulantes y por qué son útiles?


Que elegir

En otoño e invierno, entre los alimentos inmunoestimulantes por excelencia encontramos las brassicas. El repollo, la coliflor, pero también las coles de Bruselas y el brócoli son ricos en sulforafano, un compuesto con acción antioxidante. Otro alimento inmunoestimulante por excelencia es el té verde, conocido por su contenido en galato de epigalocatequina que en algunos casos también parece tener un efecto antivírico. En general, los antioxidantes, junto con las sales minerales y las vitaminas, presentes en abundancia en todas las verduras de temporada, tienen una acción positiva en este sentido.


Cómo funcionan: los beneficios

Imaginemos por un momento nuestro sistema inmunológico como si fuera un músculo que necesita la nutrición adecuada para funcionar bien: no solo grasas, proteínas e hidratos de carbono, sino también sales minerales y vitaminas, de las que las verduras y frutas de temporada son excelentes fuentes. Nuestro sistema inmunológico también funciona mejor en situaciones de inflamación generalizada que no es particularmente alta y para ello, además de dar espacio en la cocina a alimentos ricos en antioxidantes que mejoran el estado inflamatorio, es útil limitar el consumo excesivo de azúcares simples que, en cambio, tienden a empeorarlo. Estamos hablando de dulces y golosinas, incluidos los endulzados con un edulcorante no calórico o bajo en calorías y todos aquellos alimentos en los que se concentran los azúcares y que fácilmente reconoceremos por su típico "sabor dulce". Pensemos, por ejemplo, en mermelada (incluso la que tenga 100% fruta), zumos, zumos centrifugados y exprimidos, dátiles o ciruelas secas. De algunos de estos alimentos como los jugos frescos y los frutos secos podremos apreciar el contenido de algunas vitaminas y sales minerales que los convierten en mejores alimentos que la clásica bebida azucarada o golosina, pero teniendo en cuenta que, si se excede en su consumo, tienen un efecto similar al que dan, por ejemplo, los dulces clásicos.


Consejos a seguir en la mesa

Para asegurar los antioxidantes adecuados en la mesa, es útil tomar frutas o verduras frescas y crudas antes de cada comida. Es igualmente importante recordar que si algunos alimentos pueden apoyar específicamente el sistema inmunológico, una dieta sana y equilibrada sigue siendo esencial. Así que recordemos dividir todas las comidas, incluido el desayuno, en tres partes: frutas y verduras, carbohidratos que elegiremos integrales y proteínas. En cada menú siempre añadir grasas buenas como las de frutos secos sin tostar o el aceite de oliva virgen extra. Igualmente útil para ayudar al cuerpo y al sistema inmunológico a funcionar bien durante el día es el desayuno. No basta con hacerlo, sino que hay que hacerlo bien, siempre incluyendo una cuota de proteínas como semillas oleaginosas, pescado, huevos, queso o yogur griego. Como en cualquier otra comida del día, también aquí las proteínas sirven de apoyo a nuestro organismo.


Un menu típico

Para el desayuno, por ejemplo, podemos consumir huevos revueltos con aceite de oliva virgen extra añadido crudo, arroz integral, preparado la noche anterior y guardado en el frigorífico y fruta de temporada, como un par de mandarinas o una naranja. Alternativamente, se puede optar por un yogur griego al que agregar una manzana fresca, avena integral y nueces o almendras.

Para el almuerzo, en cambio, podemos tomar algunas crudités, por ejemplo, hinojo y pasta integral con brócoli y queso. Finalmente, para la cena, podríamos elegir pollo o tofu como fuente de proteínas combinados con una ensalada fresca de achicoria, aderezada con aceite de oliva virgen extra, vinagre o limón, y como fuente de carbohidratos patatas hervidas, preferiblemente con cáscara para aumentar el contenido de fibras.

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