Dulce melón

En el 1600, la manía melón, al que llamaban pompón, palabreja abominable que remite más bien a gorros de invierno antes que a fruta estival, alcanzó su cúspide.

Papas y reyes disfrutaron del melón. Enrique IV lo tomaba con una copa de vino blanco. Otros con aires de grandeza, lo servían al principio de la comida mezclado con hojas de menta y una vinagreta con naranjas y berro, o con apio y cebolla picada. Rico, rico... para copiar.

A Europa llegó de Persia. En los bajorrelieves asirios figuran, aunque el tozudo Brillat Savarin insistía en que eran pepinos.

En algún momento algo sucedió en el camino que llevaba el melón de Oriente a Occidente: el colapso del Imperio Romano. Fue olvidado y reapareció recién en el Siglo XVI, en versión minimalista, del tamaño de una naranja. Ese que en Francia llaman Canteloupe, el más rico, de cáscara verde con nervaduras y color naranja intenso.
Manjar de verano servir ese meloncito, solo, como vino al mundo, uno por persona sobre una cuna de hielo.

A la hora de comprar melones, en vez de entregarse voluptuosamente al azar, se pueden tener en cuenta ciertas claves, aunque uno sepa que la verdad aparece sólo cuando se corta.
Elija melones firmes y llenos, con la cicatriz del tallo muy nítida. Un corte áspero indica que el melón fue recogido antes de estar totalmente maduro.
Eluda los blandos o los que muestren cicatrices o magullones húmedos en la corteza. Si se los presiona suavemente en el extremo, se los debe sentir un poco elásticos. Si los sacude y escucha plaf plaf, olvídelos. Demasiado maduros. Sobre todo, husméelos: deben tener olor a verano.

Los melones maduros enteros se conservan en lugar fresco y oscuro hasta una semana. En la heladera, cortado, hasta 2 días. Debe dejar las semillas para que no pierda el jugo, bien tapado con papel de aluminio o film.
Siempre asociado al jamón crudo, com­binación itálica, puede ocupar otros lugares divertidos:

  • Con higos maduros, como en el sur de Italia.
  • En ensalada de palta y melón.
  • En una sopa fría, procesándolo junto a un ají morrón amarillo con caldo y una cucharada de crema, sal y pimienta
  • Los chiquitos pueden servir de continente de helados de crema, rociados con miel, postre liviano para cerrar comilona abrumadora.
  • Bolitas de melón muy frías rociadas con oporto y una pizca de canela.

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