Gallo

Gallo
Gallo
El gallo es un pez muy abundante en nuestros mercados. Pertenece a la especie de los llamados peces planos, aunque hemos de tener muy en cuenta que en dicha categoría tienen cabida peces muy distintos, que no tienen nada que ver uno con el otro. Por ejemplo, muchas personas confunden el gallo con el pescado conocido como “peludas”, ya que tienen una apariencia muy parecida, cuando ni tan siquiera pertenecen a la misma familia.
 
Se encuentra en abundancia en el Océano Atlántico, en la zona nororiental del mismo, así como en los mares del Norte, y en nuestras costas mediterráneas. Normalmente, los podemos encontrar a una profundidad que oscila entre los 1000 y los 400 metros, aunque hay ejemplares que bajan hasta los 800 metros.
 
Se caracteriza por tener el cuerdo alargado y plano, y su color es amarillento por encima y rosáceo por debajo. Una de sus características, que es común a los pescados planos, es que tiene los ojos situados en el lado izquierdo del cuerpo.
 
La mejor temporada para la pesca y el consumo del gallo, cuando dicho pescado está en su mayor esplendor, es en los meses de marzo y abril.
 
La alimentación del gallo se basa en cefalópodos, crustáceos y alevines de diferentes peces, y, en cuanto a su tamaño, normalmente miden entre los 20 y los 50 centímetros, estando su peso común entre los 250 grs. y el kilo. De todas maneras, hay ejemplares mayores, y de hecho se han encontrado algunos de ellos de más de 60 centímetros.
 
Se trata de un pescado blanco, de sabor agradable, y con muchas propiedades nutritivas, siendo de destacar su bajo contenido en grasas, ya que no llega a los 2 grs. de grasa por cada 100 grs. de su carne. Por tanto, es un producto sumamente recomendable para aquellas personas que estén siguiendo una dieta de reducciòn de peso. Sin embargo, como en cualquier producto bajo en grasas, hay que tener siempre en cuenta que será idòneo para dicha dieta siempre que lo cocinemos de una manera adecuada, sin añadirle productos que aumenten sus calorías. Por supuesto, no tendrá las mismas si lo comemos a la plancha que si lo empanamos.
 
Tiene proteínas, pero es de advertir que en una cantidad inferior al que tienen la mayoría de pescados. Contiene vitaminas B6 y B9, esta última en mayor cantidad. La vitamina B6 son beneficiosas para el funcionamiento de las neuronas, así como para la formación de anticuerpos, mientras que la B9 favorecen la producción de los glóbulos de la sangre, tanto los rojos como los blancos.
 
Uno de los componentes destacables del gallo es el sodio, más elevado que el de la mayor parte de pescados. Este mineral aporta energía al organismo, facilitando también la regulación de la presión sanguínea.
 
Encontramos asimismo en la carne del gallo otros minerales como el fósforo, beneficioso tanto para los huesos como para los dientes, y el magnesio, que facilita el buen funcionamiento de los intestinos, así como del sistema nervioso.
 
Otra de las propiedades de este pescado es que facilita el funcionamiento de la tiroides, gracias a la cantidad de yodo que contiene, que lo hace además muy recomendable para las mujeres embarazadas, ya que tiene una buena acción sobre el feto, en cuanto a su crecimiento. También mejora la actividad nerviosa y muscular, lo cual se debe a su contenido en magnesio.
 
Propiedades nutritivas por cada 100 grs. de producto
 
Grasa               1,90 g.
Colesterol        60,20 mg.
Sodio            150 mg.
Carbohidratos    0 g.
Fibra                 0 g.
Azúcares           0 g.
Proteínas         16,13 g.
Vitamina A        0 ug.
Vitamina B3      6,30 mg
Vitamina B12    1,10 ug.          
Vitamina C        0 mg.
Calcio             33,60 mg.
Hierro               0,96 mg.         

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