Si no están seguros, y para el Año Nuevo quieren quedar bien, lo mejor es seguir el consejo de la ciencia y, en particular, de Gerard Liger Belair: el investigador que durante diez años estudió las burbujas en la Universidad de Remis.
Belair explica que cada vez que se abre una botella de champán, cava o espumante, el gas se presenta en forma de burbujas, muchas pequeñas burbujas que llenan nuestras copas, muchas pequeñas burbujas que cuando suben a la superficie revientan, transformandose en minúsculas salpicaduras.
La mejor manera de disfrutar al máximo de estas burbujas y aumentar su efecto, es no utilizar las clásicas copas de champán de boca ancha, en las que el dióxido de carbono se dispersa más rápidamente, en su lugar preferir copas altas, angostas y secadas a mano.
Para un brindis perfecto el champán también debe ser vertido fresco en una copa sostenida en posición inclinada, para lograr que el impacto sea más delicado, el gas se disperse menos rápidamente y el efecto "burbujas" dure el mayor tiempo posible. Chin chin!
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