El pan dulce, en todas sus variantes, es símbolo de Navidad. Es un pastel confitado que se elabora con ingredientes muy comunes: harina, levadura, huevos, azúcar, pasas y fruta abrillantada en general. Según relata una vieja leyenda, la creación del Pan tuvo lugar en el siglo XVII.
Todo transcurrió en la panadería de Don Zenone, donde trabajaba él junto a varios dependientes.
Desde hacía un tiempo, uno de ellos le preocupaba particularmente. Siempre había sido un trabajador alegre e incansable y, últimamente, lo notaba algo distraído en sus tareas y con el ánimo alicaído.
Un día se acercó y le preguntó qué le pasaba. Entonces el joven le confesó que estaba enamorado de una bella doncella, hija de una familia noble.
Don Zenone, entonces, le aconsejó que preparara un pan especial para conquistar a su dama. El muchacho, entusiasmado, puso manos a la obra. Le agregó a la masa del pan que elaboraba todos los días pasas de uva remojadas, frutas secas picadas, esencias y un puñado de especias perfumadas que guardaba celosamente en una alacena.
Con estos ingredientes y, naturalmente, mucho amor, el joven panadero confeccionó el primer Pan Dulce de la historia, con el que llegó a conquistar el corazón de la bella Adalgisa.
Otra versión cuenta que un panadero llamado Toni, creó un pan con frutas para agasajar a Don Ludovico, el poderoso Duque de Milán. A ese pan lo comenzaron a llamar “el pan de toni”, y con el transcurso del tiempo se fue modificando la pronunciación quedando “IL Panettone”.
El pan dulce, una masa con levadura, frutas y pasas, es una tradición que nos llega desde
muy lejos y de la que hay infinitas variaciones. Cada pueblo del mundo, cada colectividad, agrega o cambia algunos de los ingredientes dándole personalidad a la masa básica.
Los alemanes elaboran los famosos "stollen", perfumados con jengibre o cardamomo y una trenza con mucha fruta confitada en su interior. En algunos casos, con ricotta mezclada en la masa.
En Francia, es tradición amasar o comprar los troncos de árbol o "büche", un pionono o bizcochuelo muy finito arrollado con crema de chocolate o de castañas, y los tradicionales ingleses no cambian por nada su "plum pudding", que llega a la mesa bañado en brandy y encendido.
En España, no hay casa que no cocine y corte con el brindis el "pan madrileño" y las "cocas" con piñones, además de otros confites "de las abuelas", como los buñuelos.
En Polonia, se deleitan con las "babka wielkanocna", que llevan en su receta vodka, almendras, pasas y cáscara de naranja abrillantada. En Chile se lo conoce como pan de Pascua o criollo.
La repostería italiana, (como toda su cocina) está muy influenciada por la gastronomía regional, así es como se conocen: el Panettone Napolitano, alto, horneado en molde especial; el Genovés, de masa más firme, ancho, bajo y cargado de frutas, y el de Milán, cuya masa muy elaborada lleva muchos huevos y se perfuma con agua de azahar. Éste último es elegante, moldeado y con pocas frutas; muchas veces tiene una cobertura de almendras y azúcar impalpable.
Finalmente, digamos que la masa del pan dulce Veneciano, llamado "Pandoro di Verona", que no lleva frutas, es muy liviana y sólo se adorna con azúcar impalpable. También está el delicado "Panettone" simple, que tiene un fuerte sabor a naranjas y se elabora sin frutas.
Cualquiera sea la variante elegida, en estos días que reúnen a la familia alrededor de una mesa, de un pesebre, de un árbol adornado y coronado por una estrella, de un esperado Papá Noel, no puede faltar ese pan de la dulzura, ese pan que ya es tradición, ese pan tan ligado, según las distintas leyendas, a la idea de la creatividad, del ingenio y del amor, en todo su romanticismo. Aquí, algunas de las recetas más tradicionales:
Stollen
Bouche de Noel
Pudding navideño
Pan dulce Madrileño
Panettone
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