5 postres que ya han cansado en el restaurante

Restaurante, tarde. un grupo de comensales en la mesa, la cena llega a su fin. El camarero se acerca y ofrece el postre: el final perfecto para una comida completa, un último pecado de la gula que deleita al paladar. Intercambio de miradas y con un poco de modestia y una sonrisa de complicidad, el más imprudente del grupo pregunta: "¿Qué tienen?". Aquí se interrumpe la magia y ya se adivina el final: en la mayoría de los casos será siempre lo mismo. No sólo en restaurantes al paso, sino también en lugares que ofrecen recetas originales o con un toque de creatividad. La solución sería contratar a un chef de repostería o al menos recurrir a los muchos artesanos pasteleros, y así, ofrecer un menú de postres que sea digno de llamarse tal.

Volviendo a nuestros comensales, el camarero en turno hará todo lo posible para tentarlos y, con aires de alguien a punto de revelar algún tipo de sorpresa increíble, se establece la siguiente lista de cinco postres, que por muy buenos que sean, ya también han cansado.

1. Tiramisú. A menudo definido "de la casa", porque es un clásico postre que se hace en casa, incluso por aquellos que tienen poca experiencia con la cocina, levaduras y rellenos. Solución de muchas cenas entre estudiantes universitarios, es sin duda un deleite extremo. a pesar de los repentinos aumentos de lacreatividad que conducen a resultados cuestionables como las versiones deconstruidas.

2. Cheesecacke. Clásico con bayas o chocolate, o en las variantes más sofisticadas, es el postre americano de los menús de restaurantes. Galletas industriales como base, el conocido queso crema untable del supermercado y mucho relleno!. También en este caso repetidísimo en casa, incluso por aquellos que no tienen un horno. 

3. Panna cotta. Crema, leche y azúcar, en el mejor de los casos; si es malo se prepara el industrial con las salsas habituales de diversos gustos y dudosa calidad. 

4. Flan. Otra pudín omnipresente en los restaurantes, en este caso, los orígenes son portuguéses, pero los riesgos son los mismos que con la Panna cotta: la preparación industrial está a la vuelta de la esquina. Por no hablar de cuando se lo confunde con la crème brûlée o la crema catalana.

5. Volcán de chocolate. El menos elegante de todos, a pesar de sus orígenes nobles. El líquido sorpresa interior quizá tenía sentido en los años 80, pero los amantes del chocolate continuan apreciando esta bomba de sabor y calorías. Baja dificultad de preparación, resultado muy apreciable, originalidad ausente.

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