¿Cuándo es mejor comer frutos secos?

Estamos acostumbrados a comer nueces, almendras, avellanas, pistachos como aperitivo pero no al final del almuerzo o la cena. Sin embargo, los frutos secos también son excelentes para comer al final de una comida, no solo en Navidad y Año Nuevo, sino en cualquier día del año. Ofrecen una combinación de nutrientes que benefician a la salud, siempre que se incluyan obviamente en una dieta sana y equilibrada. Consumidos sin superar los 30-40 gramos al día, enriquecen la comida con toda una serie de útiles micro y macronutrientes sin correr el riesgo de exagerar en las calorías. Por eso es una buena idea comerlos también después de una comida.


Aumentan la saciedad y reducen el riesgo de acumulación de grasa

Los frutos secos son un verdadero regulador natural del apetito. Por ejemplo, agregar una cucharadita de nueces a la clásica ensalada de frutas es una buena estrategia para mantenerse en forma. Los lípidos, principalmente poliinsaturados de los frutos secos, ralentizan la asimilación de azúcares de las frutas y otras comidas que podrían favorecer una producción excesiva de la hormona insulina. El contenido de fibra hace que el vaciado del estómago se ralentice y permita una mayor sensación de saciedad. ¿Un consejo? Eligir nueces, almendras, pistachos o avellanas con cáscara: en comparación con las frutas que ya se venden sin cáscara, aseguran un mayor contenido de ácidos grasos esenciales, entre ellos Omega 3 y Omega 6 que favorecen la saciedad. Los frutos secos también son un excelente aliado para contrastar la clásica pancita. Gracias siempre a la riqueza de ácidos grasos esenciales mono y poliinsaturados, previene procesos inflamatorios que favorecen la acumulación de grasa visceral. En cambio, gracias a la presencia de ácido oleico, eleva el colesterol bueno y contrasta con el malo. Evitar los frutos secos tostados y salados: son más calóricos y ricos en sodio y contienen menos antioxidantes.


Facilitan los procesos digestivos

Las almendras, nueces, avellanas y pistachos ofrecen un buen contenido en polifenoles, compuestos altamente antioxidantes que favorecen la producción de bilis y el trabajo hepático y facilitan la eliminación de toxinas y sustancias de desecho que se acumulan especialmente si en la mesa se comen alimentos fritos, muy grasos y altos en azúcares. Las fibras que contienen ayudan a contrarrestar las bacterias patógenas del intestino y facilitan el tránsito intestinal.

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