Mallorca, la isla más grande del archipiélago balear, atrae cada año a miles de turistas de todo el mundo. Gracias a sus aguas cristalinas, a las maravillosas "calas" que albergan auténticas piscinas naturales y a sus impresionantes paisajes caracterizados por la naturaleza incontaminada del matorral mediterráneo. El punto fuerte de la isla es también su gastronomía, que ofrece una increíble variedad de productos enogastronómicos, en particular aceite de oliva virgen extra y vino. Por no hablar de las famosas hierbas, los típicos licores a base de hierbas autóctonas. ¿Dan ganas de querer hacer las maletas?
¿Listo para saber qué comer en Mallorca?
Qué comer en Mallorca: 8 platos imperdibles
Ensaimada, coca de patatas, frito mallorquín… son sólo algunos de los platos típicos de la gastronomía mallorquina, caracterizada por una cocina típicamente mediterránea. En Mallorca son muchos los platos protagonizados por cítricos y almendras, mientras que en los mercados no puede faltar el tomate de ramallet, base del tradicional pa amb oli. No sólo, por tanto, paella y sangría, que a pesar de ser platos españoles no forman parte de la tradición de la isla, sino también verduras, carnes a la brasa y pan brioche muy dulce.
Sobrasada
Es el embutido típico mallorquín, la sobrasada, un embutido con marca IGP elaborado con un 30-60% de carne magra y un 40-70% de manteca de cerdo de diferentes razas. Si se elabora únicamente a partir de cerdos de raza autóctona, se trata de Sobrasada de Mallorca de Crede Negro IGP. Pero en ambos casos se trata de un plato muy sabroso que tradicionalmente se unta sobre pan, aunque hoy en día se puede utilizar como potenciador del sabor o combinado con miel, azúcares y mermeladas. Aunque su color puede engañar, el sabor no es nada picante, sino aromático y con notas de pimentón dulce y pimientos.
Cocarrois
El cocarroi es una especie de mini empanada relleno de acelgas, cebolletas, coliflor, piñones y pasas. Originariamente se utilizaba manteca de cerdo para la masa, aunque hoy en día muchas variaciones prefieren el aceite de oliva virgen extra, y la forma de media luna recuerda a la de las empanadas originarias de Argentina, con la diferencia de que el relleno no es a base de carne, sino de verduras. Ligero y al mismo tiempo muy sabroso, se caracteriza por un contraste entre dulce y salado que nos hará querer comer uno tras otro.
Chuletas de cordero
Al contrario de lo que cabría esperarse de la gastronomía característica de una isla, entre los puntos fuertes de la cocina mallorquina se encuentran muchos platos a base de carne. Entre ellas destacan las chuletas de cordero, es decir, costillas de cordero, que se sirven típicamente junto con el tumbet mallorquín (guarnición muy común a base de patatas, calabacines y berenjenas aderezada con salsa de tomate) y salsa barbacoa. Se encuentran en casi todos los restaurantes y, aunque el precio no sea de los más baratos, son imprescindibles para todos los amantes de la carne. Jugosas y muy sabrosas, las chuletas de cordero, imprescindibles durante la Semana Santa en Mallorca, se comen durante todo el año. ¡Y por favor, estrictamente con las manos!
Licor de hierbas
Es impensable ir a Mallorca sin probar las hierbas, un licor elaborado a base de hierbas autóctonas y aromas que incluyen hierba limón, cilantro, menta, mejorana, manzanilla, hinojo, enebro, anís, romero y otros. Se puede disfrutar en dos versiones, dulce o seca, y suele pedirse al final de una comida por sus reconocidas propiedades digestivas. Si se gusta de los sabores fuertes y puros, beberlo sin hielo para apreciar mejor su gama aromática, mientras que si se prefieren sabores más ligeros añadir un par de cubitos (pero no más o se diluirá demasiado). En este caso la copa ya no será el chupito, sino la copa, una clásica copa de vino.
Frito mallorquín
Jugoso, especiado por decir lo menos, irresistible. Es el frito mallorquín.
Definitivamente no apto para vegetarianos (¡y con estómagos débiles!), es un plato de carne de origen muy antiguo que nació en las familias mallorquinas como receta de reciclaje para "no tirar nada". Desde entonces, la receta y el procedimiento no han cambiado: la carne de cordero, incluidos el hígado y las vísceras, se fríe en aceite de oliva, junto con patatas, cebolla, tomate, pimientos y especias (entre ellas canela, clavo, pimiento, laurel y ajo). ¡Una auténtica explosión de sabores!
Pa amb oli
En catalán significa "pan con aceite" y es uno de los platos simbólicos de la cocina mallorquina. Su popularidad se debe a su sencillez: en realidad es una rebanada de pan aliñada con aceite, sal, un poco de ajo y rodajas de tomate, luego aderezada con jamón crudo, queso, atún o tortilla. El pan amb oli, como todo plato tradicional que se precie, tiene sus reglas básicas.
En primer lugar, el pan: rústico y semiintegral, se llama pan payes y se caracteriza por la ausencia de sal; luego el ajo, que aunque no es obligatorio, en el 90% de los casos se "frota" sobre la rebanada de pan para darle sabor; y por último el tomate: típico de la variedad ramallet, se cultiva especialmente en la zona de Banyalbufar y se corta en rodajas, o también "frito" sobre el pan. El aceite de oliva virgen extra, en cambio, es estrictamente mallorquín.
Ensaimada
Y por último, los postres. Imposible no mencionar la más famosa de toda la isla: la Ensaimada. Es un producto leudado muy parecido al brioche, elaborado con harina, azúcar, huevos, levadura y grasa de cerdo. Ensaïmada de hecho significa "untado con manteca de cerdo", la única grasa presente y que hace que la masa sea muy suave y elástica. Por lo general, tiene forma de espiral, pero existen varias variantes: llisa, que significa vacío por dentro; hasta el Cabello del Ángel, una mermelada muy dulce a base de calabaza, típica de Mallorca (la calabaza adquiere un aspecto "filoso" al cocinarse, de ahí el nombre de "cabello de ángel"), nata o chocolate. En 1996 también fue etiquetada con la marca IGP y el nombre oficial de Ensaïmada de Mallorca, haciéndose famosa en toda España. Si estás de visita en la capital, pruébala en alguno de los muchos locales del Horno Santo Cristo, la pastelería más famosa de Palma de Mallorca que desde 1910 ofrece la típica y tradicional ensaimada tal y como se elaboraba antaño.
Coca de patatas
Por último, pero no menos importante, aquí hay otro postre que se ha convertido en una auténtica institución en Mallorca: la coca de patatas. Es un producto fermentado típico de Valldemossa, situada en el noroeste de la isla y recordada por ser la ciudad donde residía el compositor Chopin. Con forma de esfera y espolvoreado con abundante azúcar glas, casi parece un krapfen, pero a diferencia del típico "donut", este postre mallorquín no se fríe, sino que se hornea. Su particularidad deriva precisamente de las patatas, como su nombre indica, añadidas cocidas a la masa del brioche para darle una textura aún más suave. Se aconseja probarla en alguna panadería típica del lugar, aunque es posible encontrarlas en panaderías y pastelerías de todas partes de la isla (incluso en el aeropuerto, en cómodas cajas de regalo).
Ahora que has descubierto qué comer en Mallorca, ¿qué plato típico probarías?
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